Prometo de Catriel Ulises Cuenca

Las hojas han comenzado a caer,
Y eso que no ha llegado el otoño.
Una por una cae,
Dejando a los arboles desnudos.

Pues así nos hemos vuelto,
Cada segundo pasa muy rápido.
Lo he intentado todo,
Pero no logro pararlo.

Centenas de lágrimas se desprenden,
Y cada una con su intención.
Juro esforzarme,
Aunque sea muy frágil mi corazón.

Juro traer la primavera
Con besos y caricias.
Repondré cada hoja,
Hasta que por fin sonrías.

Predicción final de Catriel Ulises Cuenca

A veces he sentido…
Que con el final en nuestras manos,
El amor se acabaría
Porque en realidad no te amo.

Lo siento si no te lo dije,
Es que soy muy tímido
Y a veces no tanto.
Por eso mucha calma te pido.

Vayamos despacio
Para no arruinar la relación,
Ya que las rosas son de marchitar
Como lo poco de nuestro amor.

Vayamos despacio
Así no arruinamos nada,
Dulce y suavemente cariño,
Déjame llevarte a mi cama.

Poesía negra de Catriel Ulises Cuenca

En un rincón oscuro escribo
Sobre maldiciones y demonios,
Que si existen o no
Solo Él sabe llegar de algún modo.

Miles de personas se arrodillan
Sin saber que dice el libro,
Están todos ciegos
Creyendo saber el destino.

Ni yo sé descifrarlo
Pero me dejo llevar,
Pues ellos siguen pensando
Que de su lado debo estar.

Pensar de Catriel Ulises Cuenca

Me siento aquí en las escaleras,
Pensando en otro mundo diferente.
La vida sigue siendo la misma,
Aunque intente esconderme.

Mi mente es una mezcla de cosas
Que han pasado y van a pasar.
A veces pesadillas vacías
Pero me logro calmar.

El cielo me expulso,
El infierno me cerró las puertas.
Solo me queda este mundo,
Y entenderlo me cuesta.

Perdón a todos,
Excepto a los que me entienden,
Pero es la locura de mi vida
Donde muchas cosas se pierden.

Paraíso e infierno de Catriel Ulises Cuenca

Alguna vez pude diferenciar…
Un aire caliente de una brisa suave,
Pero me callé ante un árbol blanco,
Porque no me pareció salvaje.

He mordido la manzana prohibida,
Una y otra vez agotado.
Y no he muerto jamás,
Aunque me siento condenado.

La única similitud de esto,
Es el camino de siempre.
El oscuro y estremecedor dolor,
Llamado por algunos la muerte.

Osvaldo Soriano de Catriel Ulises Cuenca

Caminaste por tantos pueblos viejos
Siguiendo a tu pobre progenitor,
Recopilando un recorrido bello
Lleno de vagos recuerdos de amor.

Un encuentro con aquella tristeza
Desgarrada por un mudo final,
El cual se ha expresado silencioso
Para nunca, poder ir a callar.

En Europa intento olvidarlo todo
Llegando así a su profundo exilio,
Con su viejo cigarrillo en la mano
Aceptando no engañarse a si mismo.

Hasta el día de dormir en su nube
Por la causa de su incurable cáncer,
Decidió no ser nunca escritor
Además de ser un lápiz imparable.

Nuestra amistad de Catriel Ulises Cuenca

Todo comenzó en aquel triste lugar
Donde nadie podía decirnos nada,
Éramos tú y yo,
En una historia recién comenzada.

Aguantamos momentos duros
Como discusiones y diferencias,
Pero quedaron atrás
Con esas miles de peleas.

Nos juramos mucha lealtad
Y otras cosas más,
Ya sé que las rompimos
Pero juro que ya no sucederán.

Hoy te digo adiós
Porque no hay un pronto,
Quizás mas adelante
Seremos otra vez nosotros.

No me dejes solo de Catriel Ulises Cuenca

Sé que ha llegado el momento
De irte por esa puerta,
Solo recuerda algo…
No dejes que el amor muera.

Te estaré esperando
Años, meses, días y segundos,
Nunca me rendiré…
Te lo juro.

Derramaré lágrimas de sangre
Como el mismo Jesucristo,
Hasta que llegue aquel día
En el cual vuelvas conmigo.

Intenté sostenerte

Pero ya ha pasado el tiempo.
Y ahora me siento un imbécil
Al dejar caer mi cielo.

Me has abierto las puertas del cielo de Catriel Ulises Cuenca

Adiós, no me esperes amor
Porque me iré para siempre,
Y no se si regresaré
Porque tu herida ha sido fuerte.

Tus abrazos fueron provechosos,
Ya que nunca me has amado.
Fingiste amarme,
Para marcarme las manos.

Maléfica personalidad de Catriel Ulises Cuenca

Egocéntrico e individual,
Te crees perfecto
Pero no te has dado cuenta…
Nadie cree en ti.

Un homofóbico racista,
Odias a la gente blanca
Sin darte cuenta…
Que toda la gente es santa.

Celoso y maltratador
Que golpea a los indefensos,
¿Cuándo aprenderás a amar?
¿Cuándo aprenderás cuidar tus excesos?
¿En que te convertiste Catriel?

La lluvia en tus ojos de Catriel Ulises Cuenca

Veo a través de mi ventana,
Cada gota en el cristal
Que choca con su vida,
Para llegar a su final.

Un paisaje desierto
De nostalgia y alcohol,
Donde nada queda
Más que un beso y adiós.

Los días no vuelven atrás
Por más que uno quiera.
Hoy es un día de lluvia,
Tapada por mucha niebla.

La diablo de Catriel Ulises Cuenca

Borcegos y medias de red negras,
Cabello despeinado al compás del viento.
Un rímel casi aguado recorriendo su piel,
Como un demonio metido en sus sueños.

En la cama miles de pactos jurados
Y entre sabanas tantos rosarios interrumpidos.
Como un ángel del Hades,
Me ha llevado al olvido.

Ya no soy el mismo,
Ahora estoy hecho distinto.
Desde que me ha tocado,
Yo en un esclavo me he convertido.

Se hace llamar lucifer o el diablo,
Para mi es lo mismo.
Aunque siga despierto,
Igual seré tu hijo.

La corona escondida de Catriel Cuenca

Puertas marrones y azules
Sangrando alcohol con piel,
Millones de ojos mirando
Al Mesías nacer.

Una cabra con una Oz
Se vomita encima,
Mientras sus súbditos
Ante súplicas se enfrían.

Cuatro jinetes se acercan
Para morder al niño,
El cual abraza su salvación
Que con él ha traído.

La gente corre feliz
En el jardín de Edén,
Creen estar salvados…
¡Pobres!, no deben saber.

Fin de Catriel Ulises Cuenca

Si el fin del mundo viniera hoy

La luz y el viento nos agotarían,

Porque de la boca del diablo…

El apocalipsis se acercaría.

Tan apagadas puedo ver las velas,

¿Es verdad que vendrán?

Han pactado con los jinetes…

Ni el sol hoy saldrá.

El final ya esta cerca,

Ni siquiera estamos preparados.

Que sea lo que quiera,

Total todo queda en nuestras manos.

Bebé de Catriel Ulises Cuenca

Bebé, tus ojos están cristalizados
Y bastantes bajoneados.
Quizás fue el sol
Quien los reflejo demasiado.

Bebé tú no eras así,
Has cambiado.
Pues así no sabré,
Si sigue de pie aquel te amo.

Bebé…
¿Dónde ha quedado tu felicidad?
De seguro en algún vaso,
Donde la acostumbrabas olvidar.

Igualmente seguirás sin mí,
Porque vivo me mantendré.
Pues no te necesito más
Mi solitario bebé.